“Se acusa al famoso artista Pablo Picasso de robar la icónica pintura de Leonardo Da Vinci “La Mona Lisa”.”
Pablo Picasso (1908)
Sucedió el 21 de agosto de 1911, cuando la Mona Lisa fue robada en el museo de Louvre en París. Se dice que el ladrón se escondió dentro de un armario que estaba en las instalaciones de este museo y aprovechó el día lunes para realizarlo, ya que es día había muy poca seguridad. Esto dio de qué hablar, puesto que había menos de 150 miembros de seguridad para 250 mil artefactos y ninguna de las pinturas estaba atornillada a las paredes, mostrando una vigilancia insignificante con obras de arte tan importantes como lo es la Mona Lisa.
Después de la desaparición de la pintura, Francia cerró sus fronteras. Los funcionarios revisaron todos los vehículos que pasaron la frontera del país. Además, el periódico regional de Francia ofreció una recompensa de 50,000 francos a quien devolviera el cuadro.
Señalando a los sospechosos
La policía comenzó a sospechar de un artista joven que en su momento era de los más prometedores en el país: Pablo Picasso. Él vivía en París con un grupo de bohemios apodados “la banda de Picasso”. Entre esta tripulación estaba el poeta Guillaume Apollinaire, cuyo antiguo secretario era Honore-Joseph Géry Pieret, un hombre belga de moral bastante cuestionable.
Después de un pequeño tiempo de la desaparición del cuadro de la Mona Lisa, Pieret, atraído por la recompensa, decidió ir a la oficina del perdiodico regional de Francia. Ahí confesó que había robado obras de arte del museo Louvre y se las había dado a unos supuestos “amigos”. Esto era cierto, ya que en 1907 había robado al menos 2 esculturas ibéricas y se las había vendido a Picasso, haciendo la sospecha aún más grande.
Modigliani, Picasso y André Salmon en París (1916)
La conclusión del caso
Vincenzo Peruggia (1909), el sospechoso
de haber robado la Mona Lisa en 1911.
Pasados los meses, en septiembre, se ordenó a Picasso que compareciera ante un magistrado. Cuando se le preguntó si conocía a Apollinaire, el pintor mintió aterrorizado, diciendo que jamás había visto a ese hombre.
Para concluir el caso, los dos hombres estaban en posesión de obras de arte robadas. Sin embargo, no hubo una conexión con el cuadro de la Mona Lisa, así que decidió desestimar el caso. Dos años más tarde, Picasso y su amigo Apollinaire fueron absueltos de cualquier conexión al crimen. La policía había descubierto que la pintura fue robada por Vincenzo Peruggia, un artista italiano que estuvo trabajando en el museo Louvre.
La Mona Lisa es encontrada (Le Petit Parisien, 1913)
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