Pintores Mexicanos
ÓSCAR ODÍN SALDAÑA DUR.
pintores Mexicanos como Óscar Odín, nace en la ciudad de México en 1977 y desde muy temprana edad se convierte en dibujante autodidacta. La hoy desaparecida Escuela Nacional de Artes Graficas, ubicada en la calle de Bucareli, en el centro de la Ciudad de México, fue la primera institución formativa a la que acudió el artista en ciernes cuando contaba apenas con catorce años.
A inicios de la década de los años noventa sus dibujos empiezan a circular entre la población estudiantil. Es entonces cuando comienza a publicar historietas en los llamados Fanzines “underground” de la capital del país.
Impulsado por su insaciable curiosidad, visita la ciudad de Oaxaca en el año 2002 y decide radicar en ella. Es ahí donde el galerista Marco Bustamante lo acoge y le facilita el camino de aprendizaje al lado de artistas oaxaqueños reconocidos internacionalmente.
El movimiento del cuerpo como inspiración.
Óscar Odín creció viendo la televisión cinco horas al día como casi cualquier niño de su generación. Sin embargo a él las caricaturas lo marcaron de una manera muy profunda. Desde que tenía ocho años lo maravilló el movimiento de los personajes y se preguntó cómo era posible que alguien le diera vida a esos seres que poblaban la pantalla. De ahí viene su deseo por narrar historias con personajes a los que pudiera dar vida a través del movimiento. Esa fue su primera fascinación que fue creciendo con la consciencia de que para poder dibujar un cuerpo humano habría que comprender primero, cómo está conformado y cómo funciona el movimiento, los músculos y los huesos.
“Debemos llevar todo lo que hacemos hasta el límite de nuestras capacidades físicas, intelectuales o mentales. Cualquiera cosa que sea. Entonces se trata de llevar la pintura hasta el límite de lo que pueda alcanzar a ser. Es como el cine. Veo cómo han crecido los efectos especiales dentro del cine. Si nos fijamos en la evolución de los efectos especiales es porque alguien se ha preguntado qué ha sido lo máximo que se ha hecho en el ámbito de los efectos especiales en el cine y el planteamiento ha sido buscar cómo superarlo. Lo mismo pasa con la pintura. Debemos llevarla al límite”.
La obra de Óscar Odín deambula por distintos caminos pero siempre con la idea de tocar al espectador. En ocasiones puede asombrarnos su capacidad para recrear momentos de la historia con su muy personal interpretación para que no los olvidemos. La memoria histórica como herramienta para la reflexión. A veces mediante el uso de una paleta plagada de tonos ocres que nos transportan a sitios melancólicos y oscuros. En otras ocasiones, el manejo de encendidos colores aprendidos durante su estancia en los valles oaxaqueños, nos llena los ojos de esperanza. .
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